Este
es un libro escrito sobre “La pampa central”, porción
del territorio argentino que abarca parte del Oeste de la
Provincia de Buenos y todo el territorio de la actual
Provincia de La Pampa. El autor es un descendiente de una
familia vasca que partió de los Pirineos en las últimas décadas
del siglo XIX y se instaló en lo que era entonces nada más
que una porción de la soledad y desamparo del desierto.
Esa familia apostó como lo hicieron tantos europeos
en aquella época a una Nación poblada por una inmensa mayoría
de analfabetos según el censo que se había realizado en
1869, pero que poseía algo que los hechos demostraron que
era invalorable: Un grupo dirigente pequeño en número, que
pese a notorios enfrentamientos, estaba
soldado por la decisión de construir una Patria donde fuera
posible vivir en libertad, con orden y justicia y donde cada
habitante tuviera el derecho de decidir su destino. Aquellos
pocos tenían tanta fe en su determinación y en su coraje
que no vacilaron en ofrecer a la esperanza humana un espacio
inmenso cuyos límites tampoco estaban determinados con
claridad, asegurando empero a quienes se asieran de aquella
esperanza, no solo los beneficios de la libertad si no también
instrucción, ascenso
social y posibilidades materiales que no tenían en sus
patrias de origen. Eso es lo que se prometía a quienes
vinieran a afrontar en
la Argentina el
desafío del desarrollo.
Los
que trazaron con su imaginación los contornos de un país
que solamente existía en su pensamiento, tomaron el modelo
institucional de la joven nación norteamericana que había
incorporado al derecho constitucional una genial innovación
para garantizar la libertad: Habían conjugado la división
horizontal de los poderes del Gobierno de
Montesquieu que son el
Poder Ejecutivo, el Legislativo y el Judicial, a la división
vertical de aquel, segmentándolo en Nacional, Provincial y
Municipal o sea el federalismo. Para poder abrazar el
territorio patrio y unirlo en un país organizado se pusieron
a construir casi frenéticamente ferrocarriles que le
brindaron valor
económico a tierras que ninguno tenían, comunicando a los
hijos del Ande con los del litoral y terminando con su
aislamiento histórico. Con los maestros y
las escuelas impidieron que las limitaciones culturales de
los padres se transmitieran a los hijos a quiénes entregaron
un futuro promisorio.
En
ese escenario se vierte la narración del libro de
Carlos Heguy
en donde aparecen
los indios que robaban en
la Argentina y
vendían en Chile el producido de sus latrocinios, las campañas
militares contra ellos, la colonización, las vicisitudes de
los primeros pobladores, la revolución tecnológica que
ocasionaron los barcos frigoríficos que permitían vender
carne a Europa en condiciones de calidad y precio, los
puertos y, en fin, su propia familia y la tarea de los
habitantes de la zona para provincializar al
territorio de La Pampa.
El
libro seguidamente se interna en el terreno económico e
institucional y analiza el comportamiento de
la Argentina durante
la crisis del 30 y durante la guerra europea y muestra que
pese a esos dos grandes problemas mundiales,
la Argentina consiguió
salir airosamente de esas crisis. Un gran economista
australiano Colin Clark vaticinó en 1945 que para 1960 el
producto bruto argentino sería el 2do en el mundo. Todos
sabemos que no fue así. A partir de 1946 se desató una política
anticampo que perdura hasta el momento que es en verdad
suicida, sumada a una intentona de sustituir importaciones
cuya generalización e imprudencia nos
ha llevado al fracaso. Sectores equivocados han desvalorizado
el valor del agro como creador de empleo y de riqueza y no se
han dado cuenta de todas las capacidades exhibidas por los
productores para enfrentar las dificultades y las políticas
adversas con medios precarios. Dice el autor, con todo
acierto: “Creo que hay que pensar que ha sido el modelo
populista de economía cerrada el que nos llevó en
definitiva a traicionar nuestro posible destino de
grandeza” También dice: “Centralismo, reparto
clientelista y prebendista, ha ido acompañado con una
democracia no constitucional, tramposa en definitiva”. Otra
afirmación feliz es: “Cuando desaparece el orden del
Estado de derecho, los mas débiles sufren mas”. El libro
demuestra que, por ejemplo, el sector pecuario es uno de los
que presenta los coeficientes multiplicadores de producción
y empleo más altos de toda la economía. Por nuestra parte
decimos que basta tomar una semilla de trigo y compararla con
todo el cereal que produce la planta una vez desarrollada,
para darse cuenta de la creación de riqueza respecto del
valor originario que tiene el cultivo de esa semilla. El
libro tiene un epílogo para argentinos, que es una valiosa
defensa del orden institucional real y del federalismo, y un
epílogo para pampeanos no menos digno de ser tenido en
cuenta. El autor transmite en esta obra la experiencia que ha
adquirido como productor como también la que ha obtenido por
su participación en la política pampeana y en la dirigencia
agropecuaria. Ha volcado, asimismo,
en líneas de fácil lectura lo mucho que ha leído y
reflexionado antes de dar a luz las cuartillas que
comentamos. La Pampa Central es un valioso trabajo, cuya
lectura es útil para pampeanos y no pampeanos. El libro está
disponible en Editorial Dunken, Ayacucho 357, Capital, en
Librería Avila, Alsina al 500 y en
Editorial Cúspide Florida 628, Capital, Suipacha 764,
Capital. El autor
tiene un blog “Desde la Pampa Central” sumamente
interesante porque abunda en los temas abordados en su libro:
http://cdheguy.blogspot.com.ar/
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